28/5/10

Únicos


Durante la estancia en “Mi Isla”, solía dar largos paseos por la playa y en ese caminar algo somnoliento y relajado, me sentía constantemente atraída por miles de trocitos de coral, tan blanco como el narciso, que el mar arrojaba orgulloso a la orilla de la playa. La hermosura de la imagen, hacía que me sintiera tentada a jugar con ellos, a acariciarlos, a coleccionarlos y atesorarlos, como mi más preciada riqueza. La playa aparecía tan repleta, que la codicia y la ambición hacían que mis bolsillos se hallaran repletos de corales y guijarros, todavía húmedos y con arena empapada en su interior. Pero el instinto de adquisición no es compatible con la belleza y, cuando llegó el momento de mi partida, mi maleta tenía un peso excesivo debido al coral atesorado ávidamente y, con inmensa tristeza, empecé a seleccionar, a descartar: uno por pequeño, otro por hermoso, otro porque me recordaba un instante único.. Cuanto más seleccionaba, más hermosos encontraba los que quedaban. Así es la belleza: única. Así son los amigos: ÚNICOS, y cuánto más seleccionas, más pureza encuentras en sus rasgos, en su perfil y en el cobijo y asilo que descubres en sus brazos. Selecciono amigos, como tuve que seleccionar corales: Me quedo con los mejores, con los que a su lado siento todavía el vaivén de la danza acompasada del afecto y la armonía, con los que me ayudan a sucumbir las mareas de mi existencia. Quizás también el coral de “mi isla” tuvo que soportar huracanes, maremotos y tsunamis, aunque ahora se presentan ante mí pacíficos, y me recuerdan esa danza interminable, que es la misma danza de la VIDA ..¡¡



Para tí, mi alma gemela, mi amiga del alma. Porque eres ÚNICA.

5/5/10

Desde mi rincón



Gotas con sabor a vinagre que resbalan como una lluvia sin descanso en una noche tenebrosa,
Sabor amargo, ácido y negro destila la triste y fría estancia,
Minutos eternos, horas que no parecen tener fin.
Hojas de papel que me hablan entre las tinieblas,
Que tan sólo recitan frías e interminables cifras,
Rostros tristes, abatidos por la soledad de una estancia,
En donde cada cual está, prisionero de su mísera paga.