
Me pareces fuerte ante el dolor, ante la vida y también a la indiferencia de quien te mira. Me pareces muy ordenado, ya que jamás dejas ni un solo rastro de tu presencia durante el día. Me parece que tienes el alma marcada por un sinfín de devaneos y desventuras, que te llevaron a hacer de la calle tu hogar y del oscuro cielo tu techo.
Cuando vuelvo de madrugada, después de mis devaneos nocturnos, y espero mi ansiada cama, tu estás despierto, sumergido en tu mundo de disertaciones continuas, de coloquios con alguien que sólo existe en tu imaginación, de seres imaginarios que a ti te parece que te escuchan, pero nunca te contestan. No me extraña, estás siempre tan sólo.¡ De nuevo, otra vez, inconsciente de mí, te doy las buenas noches, pero tu siempre te encuentras ajeno a todo lo que te rodea, ajeno a la noche, a las personas, y también ajeno al cielo.
Hace muy poco al volver a casa de madrugada, me asaltó un ligero cosquillo en el estómago, porque tú ya no estabas y tu rincón se encontraba vacío, aunque la huella de tu presencia se sentía. En aquél instante, aprecié un tímido dolor en lo más hondo de mí, y sentí miedo. Miedo de que no volvieras nunca más, miedo de no poder desearte otra vez los buenos días, miedo de que no volvieras a ocupar, ese espacio tan tuyo.
5 comentarios:
Mi querida marea, me has emocionado.
Por desgracia empieza a ser habitual tener a un ser así cerca... sólo se me ocurre decir que ojalá y el vacio que dejó sea porque su vida dió un giro para mejor.
Un abrazo enorme
El miedo a no poder sentir vergüenza. Un gran beso.
Marea!
Estremecedoras líneas con una carga sentimental intensa que producen emoción indescriptible.
Un abrazo y mi agradecimiento!
Mucha sensibilidad. Me gustó mucho marea !!
te dejo un gran beso
Todos tenemos, el nuestro a salir de casa,me puso a reflexionar tu entrada. Gracias. BB
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